miércoles, 23 de abril de 2014

La rata déspota


Hoy quería escribir un post amable, un post sobre la solidaridad y su función evolutiva para participar en el carnaval de biología acogido por Activa tu Neurona, cuyo tema es la etología. Ya me lo estaba imaginando. Un post tipo "viva la gente" en el que seguro incluiría algún video enternecedor de animales buenos. (Vale si, no he podido resistirme y al final lo he puesto, ¿qué pasa? Es un perro muy mono que enseña a otro a bajar los escalones, era muy tierno, compréndelo )

Total, que al final, en vez de lo que yo tenía pensado, me ha salido

ESTO

Rata topo desnuda, o heterocephalus glaber


Lo siento, pero tenía que compartirlo. 

Al igual que un día lo hizo el axolote, hoy esta rata ha entrado en mi vida, para bien o para mal. Porque no ha sido precisamente una sonrisa lo que se ha pintado en mi cara cuando he visto esta imagen...Al principio me he horrorizado, pero luego me he horrorizado de haberme horrorizado. Al fin y al cabo, esta rata también es hija del señor, y ¿quién soy yo para despreciarla por su fealdad? 

Y no sé si ha sido como penitencia por mi racismo animal, por masoquismo, o por esta terrible curiosidad que a veces nos corroe sin sentido alguno, he querido saber más sobre ella y he terminado llenando mi cabeza de datos absurdos que me han inquietado sobremanera. 

He descubierto, por ejemplo, que este animal conocido como rata topo desnuda, vive en sociedad. Pero no en una sociedad cualquiera. ¡Vive inmersa en el despotismo ilustrado! ó, también conocida en biología, como eusociedad

El sistema es como sigue: El cetro de poder lo ostenta una rata, la más grande de todas, la reina única y absoluta. Sus dominios se extienden a lo largo de laberínticos túneles, excavados en las profundidades de la tierra en algún lugar del cuerno de África, y allí conviven en paz sus súbditos, afanados cada uno en sus tareas correspondientes. 


Impera en esta sociedad un sistema de castas. Así, cada individuo está perfectamente encasillado y realiza la misma tarea día tras día, mes tras mes, año tras año. Hay ratas tipo obreras, encargadas de horadar los túneles con sus paletos enormes y mantener en buenas condiciones la estructura de su ciudad subterránea. Hay ratas tipo recolectoras de alimentos, que se aventuran allende las fronteras del reino para abastecer a la sociedad de raíces y tubérculos. Hay también ratas niñera, que se encargan de la cría y educación de la progenie de la reina. Y por supuesto soldados, ratas aguerridas que protegen al grupo de serpientes, zorros, y pájaros malhechores. 

¡Ah! También están los amantes de la soberana. Ratas macho que se dedican a copular con la déspota cuando ella lo tenga a bien. Son privilegiados sexuales, porque allí nadie se reproduce, solo ella con sus elegidos. Los demás lo tienen impedido. No por decreto real, que eso quizás podrían ignorarlo fácilmente. La reina tiene un método mejorado para evitar que sus súbditos procreen disfrutando de los placeres de la carne: su orina. 

En los planos del reino de las ratas también hay un hueco especialmente diseñado como letrina. Allí van todas a depositar sus deshechos y a hacer algo mucho más asqueroso: revolcarse en ellos. Y es esta debilidad por revolcarse en sus excrementos lo que utiliza la reina para evitar que los demás se reproduzcan, porque su orina contiene feromonas que provocan la esterilidad. ¿Es o no es éste un mecanismo sofisticado de poder? 

Por fin, en algún momento, por culpa del paso del tiempo o quizás por alguna conspiración palaciega, la vida de la reina llega a su fin, y entonces comienza la guerra. Una lucha encarnizada de todas contra todas, sólo hembras, por hacerse con el mando y ostentar el título de nueva déspota rata. 

No sé, pero a mi todo esto de la rata reina me parece algo inquietante. Porque en fin, que vivan así las abejas, ó las hormigas, pues no me impresiona tanto. Pero que lo hagan ratas grandes y terroríficas con paletos gigantes lleva a mi imaginación por caminos por los que no sé si quiero que vaya. 

Pero aún hay más. Esta rata topo desnuda no sólo impresiona a etólogos e imaginaciones flojas, sino también a científicos de toda clase por otras características. Por ejemplo, su resistencia a la falta de oxígeno. En los palacios del terror de esta criatura hay tan sólo un 8% de esta sustancia, frente al 21% del que disfrutamos en la superficie, y ellas se han adaptado tan ricamente, gracias al comportamiento de sus canales de calcio en el cerebro y a la alta afinidad de su hemoglobina por el oxígeno. 

Tampoco se inmuta ante estímulos mucho más desagradables, como, por ejemplo, las quemaduras por ácido, porque le faltan en la piel ciertos receptores del dolor. 

Además, esta especie fea posee el secreto de la eterna juventud. Vive de media unos 23 años, cosa exagerada para mamíferos de su tamaño, y lo hace gracias a que sus telómeros no se acortan (si no sabes lo que es un telómero, pincha en el enlace, wikipedia tiene respuestas para todo).

Por último, la revista Science ha nombrado a nuestra amiga rata como vertebrado del año 2013, porque ¡es resistente al cáncer! No se conoce ningún individuo que lo haya desarrollado nunca, y no es posible provocárselo artificialmente en el laboratorio. 

Yo no sé si es cierta la leyenda urbana de que las cucarachas sobrevivirán a una hecatombe nuclear. Lo que tengo claro es que, de ser así, tendrán que vérselas con la rata déspota. 

Y ahora el video de perros monos







Este post participa en la XXX edición del carnaval de biología que acoge Activa tu Neurona. 





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